jueves, 19 de enero de 2017

LLAMADO DEL ULTIMO RAYO DE LUZ

Ese sentimiento de despertar y sentir que has dejado un mundo atrás y  al pasar los minutos olvidás el sueño que has tenido, es parte común de la existencia humana, bueno es lo que siento de humanidad en mí, imagina que solo has tenido esa sensación una vez en tu vida, no porque solo hayas soñado una vez, no por haber terminado en el sueño, sino porque has olvidado todo antes de eso y esa es la primera y única vez que has tenido esa sensación,  así desperté confundida, amnésica,  desnuda y sola en un callejón. Como si nunca hubiese hablado, mi boca no respondía a mis palabras, lo único a mi lado eran esos ojos profundos, amarillos y hermosos, estos parecían llenos de sabiduría como diciendo un nombre… el mío, el nombre en  los ojos de la bestia, el  miedo me inundaba pero más allá del miedo, lo que más quería era tocar el pelaje de ese gran animal así intente levantarme, tambaleante toqué la pared y dando mis primeros nuevos pasos aprendía, como un bebe persiguiendo a la imagen maternal  y me dirigía hacia el animal, aun no aprendía a caminar cuando le abracé y lentamente subí a su lomo mientras su pelaje de color oscuro profundo parecía cubrir mi desnuda piel, aun no sabía quién era pero una sensación de gracia, gratitud y felicidad me inundaba. El animal caminó para luego acelerar y desde su lomo le veía correr o saltar, a través y sobre de enormes estructuras vacías, llenas de óxido y recuerdos de que en algún punto existía algo en ellas pero por alguna razón me era imposible saber qué.
A lo largo de los grandes caminos había enormes corazas, cuando el saltaba sobre ellas parecían retumbar y moverse por encima, mientras soltaban un raro polvo rojo, y cuando pasaba entre las grandes estructuras, la mescla de grises y verdes al igual que las amarillas enredaderas y hongos era extraña y por alguna razón me hacían sentir una especie de nostalgia, una sensación indefinida y casi indescriptible, como de algo que recuerdo pero prefiero olvidar. La extraña travesía parecía larga y me percate que el  parecía más veloz  a cada paso que daba, sin embargo el tiempo parecía acortarse entre más aumentaba la velocidad eso sentía por el viento, mi cabello y mis ojos,  todo se veía con detalle incluyendo los espacios vacíos de las figuras colosales de gris y verde, las cuales sentía que me miraban con compasión y al mirar al suelo con las miles de grietas los animales pequeños y peludos parecían llevar una guerra por el alimento y el sustento en cambio las aves se les veía con calma en los árboles o volando para alimentarse. A todo eso yo lo creí ideal y creí que así debería de ser.
La velocidad disminuyo y al entrar a una de las estructuras, el sol parecía tocar las bases de los lugares más alejados, la luz parecía caminar hacia dentro, por los ojos compasivos de la estructura, mientras un cambio de luz evidente se hacía notar de ese blanco y amarillo intenso que era reflejado por todo, a un rojo caluroso. Así el continuo subiendo de una manera energética, por donde podía y apenas el ultimo rayo de luz toco el suelo él se detuvo en la parte más alta todo, pareciendo tocar el borde y su aullido inundo todo el lugar, como si de magia se tratase mi garganta y mis pulmones respondieron al fin no a mis palabras si no al aullido el cual parecía inundar mi corazón y cual manada aullamos juntos toda la noche sin querer que el momento terminase.

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